La
noción de “juegos de lenguaje” (Sprachspiele)
es la más asociada con el trabajo del llamado “Segundo Wittgenstein”. Una vez
desechado el proyecto del atomismo lógico y con él la posibilidad de arribar a
un lenguaje capaz de dar cuenta de todo lo que fuese posible decir en filosofía
–como lo pretendió en el Tractatus lógico
– philosophicus- el Wittgenstein tardío parece tomar en cuenta objeciones
provenientes del pragmatismo y de otras corrientes. Así, en las Investigaciones filosóficas –publicadas póstumamente
en 1953- aparecen aquellos “juegos” como un intento por vincular los diferentes
tipos de lenguajes con los contextos en que son aprendidos por las personas. A
continuación se citan los primeros siete parágrafos de las Investigaciones, con el objeto de tener a la vista el tipo de
argumentación que Wittgenstein tiene en mente cuando postula los Sprachspiele.
Parte
I.
1.
Agustín,
en las Confesiones (1.8): “Cum ipsi
(majores homines) appellabant rem aliquam, et cum secundum eam vocem corpus ad
aliquid movebant, videbam, et tenebam
hoc ab eis vocari rem illam, quod sonabant, cum eam vellent ostendere.
Hoc autem eos velle ex motu corporis aperiebatur: tamquam verbis naturalibus omnium
gentium, quae fiunt vultu et nutu oculorum, cetrorumque membrorum actu, et
sonitu vocis indicante affectionem animi in petendis, habendis, rejiciendis,
figuendisve rebus. Ita verba in variis sentetiis locis suis posita, et crebro
audita, quarum rerum signa essent, paulatim colligebam, measque jam voluntates,
edomito in eis signis ore, per haec enuntiabam”
(Cuando ellos –los
mayores- nombraban alguna cosa y consecuentemente con esa apelación se movían
hacia algo, lo veía y comprendía que con los sonidos que pronunciaban llamaban
ellos a aquella cosa cuando pretendían señalarla. Pues lo que ellos pretendían
se entresacaba de su movimiento corporal: cual lenguaje natural de todos los
pueblos que con mímica y juegos de ojos, con el movimiento del resto de los
miembros y con el sonido de la voz hacen indicación de las afecciones del alma
al apetecer, tener, rechazar o evitar cosas. Así, oyendo repetidamente las
palabras colocadas en sus lugares apropiados en diferentes oraciones, colegía
paulatinamente de qué cosas eran signos y, una vez adiestrada la lengua en esos
signos, expresaba ya con ellos mis deseos).
En estas
palabras obtenemos, a mi parecer, una determinada figura de la esencia del
lenguaje humano. Concretamente ésta: las palabras del lenguaje nombran objetos –las
oraciones son combinaciones de esas denominaciones. –En esta figura del
lenguaje encontramos las raíces de la idea: cada palabra tiene un significado.
Este significado está coordinado con la palabra. Es el objeto por el que está
la palabra.
De una
diferencia entre géneros de palabras no habla Agustín. Quien así describe el
aprendizaje del lenguaje piensa, creo yo, primariamente en sustantivos como “mesa,
“silla”, “pan” y en nombres de personas, y sólo en segundo plano en los nombres
de ciertas acciones y propiedades, y piensa en los restantes géneros de
palabras como algo que ya se acomodará.
Piensa ahora en
este empleo del lenguaje: Envío a alguien a comprar. Le doy una hoja que tiene
los signos: “cinco manzanas rojas”. Lleva la hoja al tendero, y éste abre el
cajón que tiene el signo “manzanas”; luego busca en una tabla la palabra “rojo”
y frente a ella encuentra una muestra de color; después dice la serie de los
números cardinales –asumo que la sabe de memoria- hasta la palabra “cinco” y
por cada numeral toma del cajón una manzana que tiene el color de la muestra. –Así,
y similarmente, se opera con palabras. –“¿Pero cómo sabe dónde y cómo debe
consultar la palabra ‘rojo’ y qué tiene que hacer con la palabra ‘cinco’?” –No se
habla aquí en absoluto de tal cosa; sólo de cómo se usa la palabra “cinco”.
2.
Este
concepto filosófico del significado reside en una imagen primitiva del modo y
manera en que funciona el lenguaje. Pero también puede decirse que es la imagen
de un lenguaje más primitivo que el nuestro.
Imaginémonos un
lenguaje para el que vale una descripción como la que ha dado Agustín. El
lenguaje debe servir a la comunicación de un albañil A con su ayudante B. A
construye un edificio con piedras de construcción; hay cubos, pilares, losas y
vigas. B tiene que pasarle las piedras y justamente en el orden en que A las
necesita. A este fin se sirven de un lenguaje que consta de las palabras: “cubo,
“pilar”, “losa”, “viga”. A las grita –B le lleva la piedra que ha aprendido a
llevar a ese grito. –Concibe éste como un lenguaje primitivo completo.
3.
Agustín
describe, podríamos decir, un sistema de comunicación; sólo que no todo lo que llamamos
lenguaje es este sistema. Y esto debe decirse en muchos casos en que surge la
cuestión: “¿Es esta representación apropiada o inapropiada?” La respuesta es
entonces: “Sí, apropiada; pero sólo para este dominio estrictamente
circunscrito, no para la totalidad de lo que pretendemos representar”.
Es como si
alguien explicara: “Los juegos consisten en desplazar cosas sobre una
superficie según ciertas reglas…” –y le respondiéramos: Pareces pensar en
juegos de tablero; pero ésos no son todos los juegos. Puedes corregir tu
explicación restringiéndola expresamente a esos juegos.
4.
Imagínate
una escritura en la que las letras sirviesen para designar los sonidos, pero también
para designar la acentuación, y como signos de puntuación. (Una escritura puede
concebirse como un lenguaje para describir pautas sonoras). Imagínate ahora que
alguien entendiese esa escritura como si cada letra correspondiera simplemente
a un sonido y no tuviesen también las letras funciones enteramente diferentes.
Una concepción tan simplista de la escritura se asemeja a la concepción del
lenguaje de Agustín.
5.
Si
se considera el ejemplo de #1, se puede quizá vislumbrar hasta qué punto la
concepción general del significado de la palabra circunda al lenguaje de un
halo que hace imposible la visión clara. –Disipa la niebla estudiar los
fenómenos del lenguaje en géneros primitivos de su empleo en los que se puede
dominar con la vista claramente la finalidad y el funcionamiento de las
palabras.
El niño emplea
esas formas primitivas de lenguaje cuando aprende a hablar. El aprendizaje del
lenguaje cuando aprende a hablar. El aprendizaje del lenguaje no es aquí una
explicación, sino un adiestramiento.
6.
Podríamos
imaginarnos que el lenguaje del #2 fuese el lenguaje total de A y B, y hasta el lenguaje total de una tribu. Los niños
son educados para realizar estas acciones,
para usar con ellas estas palabras y
para reaccionar así a las palabras de
los demás.
Una parte
importante del adiestramiento consistirá en que el instructor señale los
objetos, dirija la atención del niño hacia ellos y pronuncie a la vez una
palabra; por ejemplo, la palabra “losa” mientras muestra esa forma. (No quiero
llamar a esto “explicación ostensiva”, porque el niño aún no puede preguntar por la denominación. Lo
llamaré “enseñanza ostensiva de palabras”. –Digo que formará una parte
importante del adiestramiento porque así ocurre entre los seres humanos, no
porque no pudiera imaginarse de otro modo). Puede decirse que esta enseñanza
ostensiva de palabras establece una conexión ostensiva entre la palabra y la
cosa. ¿Pero qué quiere decir esto? Pues bien, puede querer decir diversas
cosas; pero se piensa muy de inmediato en que al niño le viene a la mente la
figura de la cosa cuando oye la palabra. Pero entonces, si sucede esto –¿es
ésta la finalidad de la palabra? –Sí, puede
ser la finalidad.—Puedo imaginarme tal empleo de las palabras (de series de
sonidos). (Pronunciar una palabra es como tocar una tecla en el piano de la
imaginación). Pero en el lenguaje de #2 no
es la finalidad de las palabras evocar imágenes. (Pudiera ciertamente
descubrirse que es provechoso para la verdadera finalidad).
Pero si la
enseñanza ostensiva produce esto --¿debo decir que produce la comprensión de la
palabra? ¿No entiende la exclamación “¡losa!” el que actúa de acuerdo con ella
de tal y cual modo? –La enseñanza ostensiva ayudó indudablemente a producir
esto, pero sólo junto con una determinada instrucción. Con una diferente
instrucción la misma enseñanza ostensiva habría producido una comprensión
enteramente diferente.
“Al conectar la
barra con la palanca puse el freno”. –Sí, dado todo el resto del mecanismo.
Sólo como parte de éste es ella la palanca de freno, y separada de su soporte
no es siquiera una palanca, sino que puede ser cualquier cosa o nada.
7.
En
la práctica del uso del lenguaje (2) una parte grita las palabras, la otra
actúa con ellas; en la instrucción en el lenguaje se encontrará este proceso: El aprendiz nombra los objetos. Esto es, pronuncia
la palabra cuando el instructor señala la piedra. –Y se encontrará aquí un
ejercicio aún más simple: el alumno repite las palabras que el maestro le dice –ambos
procesos se asemejan al lenguaje.
Podemos
imaginarnos también que todo el proceso del uso de palabras en (2) es uno de
esos juegos por medio de los cuales aprenden los niños su lengua materna.
Llamaré a estos juegos “juegos de
lenguaje” y hablaré a veces de un lenguaje primitivo como un juego del
lenguaje.
Y los procesos
de nombrar las piedras y repetir las palabras dichas podrían llamarse también
juegos de lenguaje. Piensa en muchos usos que se hacen de las palabras en
juegos de corro.
Llamaré también “juego
de lenguaje” al todo formado por el lenguaje y las acciones con las que está
entretejido.
(Ludwig Wittgenstein, Investigaciones filosóficas, ed. UNAM –
Crítica, Barcelona, 2002, traducción de Alfonso García Suárez y Ulises
Moulines, pp. 18 – 25).
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