viernes, 5 de octubre de 2012

La introducción de los "juegos de lenguaje"



            La noción de “juegos de lenguaje” (Sprachspiele) es la más asociada con el trabajo del llamado “Segundo Wittgenstein”. Una vez desechado el proyecto del atomismo lógico y con él la posibilidad de arribar a un lenguaje capaz de dar cuenta de todo lo que fuese posible decir en filosofía –como lo pretendió en el Tractatus lógico – philosophicus- el Wittgenstein tardío parece tomar en cuenta objeciones provenientes del pragmatismo y de otras corrientes. Así, en las Investigaciones filosóficas –publicadas póstumamente en 1953- aparecen aquellos “juegos” como un intento por vincular los diferentes tipos de lenguajes con los contextos en que son aprendidos por las personas. A continuación se citan los primeros siete parágrafos de las Investigaciones, con el objeto de tener a la vista el tipo de argumentación que Wittgenstein tiene en mente cuando postula los Sprachspiele.



Parte I.

1.      Agustín, en las Confesiones (1.8): “Cum ipsi (majores homines) appellabant rem aliquam, et cum secundum eam vocem corpus ad aliquid movebant, videbam, et tenebam  hoc ab eis vocari rem illam, quod sonabant, cum eam vellent ostendere. Hoc autem eos velle ex motu corporis aperiebatur: tamquam verbis naturalibus omnium gentium, quae fiunt vultu et nutu oculorum, cetrorumque membrorum actu, et sonitu vocis indicante affectionem animi in petendis, habendis, rejiciendis, figuendisve rebus. Ita verba in variis sentetiis locis suis posita, et crebro audita, quarum rerum signa essent, paulatim colligebam, measque jam voluntates, edomito in eis signis ore, per haec enuntiabam”
(Cuando ellos –los mayores- nombraban alguna cosa y consecuentemente con esa apelación se movían hacia algo, lo veía y comprendía que con los sonidos que pronunciaban llamaban ellos a aquella cosa cuando pretendían señalarla. Pues lo que ellos pretendían se entresacaba de su movimiento corporal: cual lenguaje natural de todos los pueblos que con mímica y juegos de ojos, con el movimiento del resto de los miembros y con el sonido de la voz hacen indicación de las afecciones del alma al apetecer, tener, rechazar o evitar cosas. Así, oyendo repetidamente las palabras colocadas en sus lugares apropiados en diferentes oraciones, colegía paulatinamente de qué cosas eran signos y, una vez adiestrada la lengua en esos signos, expresaba ya con ellos mis deseos).
En estas palabras obtenemos, a mi parecer, una determinada figura de la esencia del lenguaje humano. Concretamente ésta: las palabras del lenguaje nombran objetos –las oraciones son combinaciones de esas denominaciones. –En esta figura del lenguaje encontramos las raíces de la idea: cada palabra tiene un significado. Este significado está coordinado con la palabra. Es el objeto por el que está la palabra.
De una diferencia entre géneros de palabras no habla Agustín. Quien así describe el aprendizaje del lenguaje piensa, creo yo, primariamente en sustantivos como “mesa, “silla”, “pan” y en nombres de personas, y sólo en segundo plano en los nombres de ciertas acciones y propiedades, y piensa en los restantes géneros de palabras como algo que ya se acomodará.
Piensa ahora en este empleo del lenguaje: Envío a alguien a comprar. Le doy una hoja que tiene los signos: “cinco manzanas rojas”. Lleva la hoja al tendero, y éste abre el cajón que tiene el signo “manzanas”; luego busca en una tabla la palabra “rojo” y frente a ella encuentra una muestra de color; después dice la serie de los números cardinales –asumo que la sabe de memoria- hasta la palabra “cinco” y por cada numeral toma del cajón una manzana que tiene el color de la muestra. –Así, y similarmente, se opera con palabras. –“¿Pero cómo sabe dónde y cómo debe consultar la palabra ‘rojo’ y qué tiene que hacer con la palabra ‘cinco’?” –No se habla aquí en absoluto de tal cosa; sólo de cómo se usa la palabra “cinco”.

2.      Este concepto filosófico del significado reside en una imagen primitiva del modo y manera en que funciona el lenguaje. Pero también puede decirse que es la imagen de un lenguaje más primitivo que el nuestro.
Imaginémonos un lenguaje para el que vale una descripción como la que ha dado Agustín. El lenguaje debe servir a la comunicación de un albañil A con su ayudante B. A construye un edificio con piedras de construcción; hay cubos, pilares, losas y vigas. B tiene que pasarle las piedras y justamente en el orden en que A las necesita. A este fin se sirven de un lenguaje que consta de las palabras: “cubo, “pilar”, “losa”, “viga”. A las grita –B le lleva la piedra que ha aprendido a llevar a ese grito. –Concibe éste como un lenguaje primitivo completo.

3.      Agustín describe, podríamos decir, un sistema de comunicación; sólo que no todo lo que llamamos lenguaje es este sistema. Y esto debe decirse en muchos casos en que surge la cuestión: “¿Es esta representación apropiada o inapropiada?” La respuesta es entonces: “Sí, apropiada; pero sólo para este dominio estrictamente circunscrito, no para la totalidad de lo que pretendemos representar”.
Es como si alguien explicara: “Los juegos consisten en desplazar cosas sobre una superficie según ciertas reglas…” –y le respondiéramos: Pareces pensar en juegos de tablero; pero ésos no son todos los juegos. Puedes corregir tu explicación restringiéndola expresamente a esos juegos.

4.      Imagínate una escritura en la que las letras sirviesen para designar los sonidos, pero también para designar la acentuación, y como signos de puntuación. (Una escritura puede concebirse como un lenguaje para describir pautas sonoras). Imagínate ahora que alguien entendiese esa escritura como si cada letra correspondiera simplemente a un sonido y no tuviesen también las letras funciones enteramente diferentes. Una concepción tan simplista de la escritura se asemeja a la concepción del lenguaje de Agustín.

5.      Si se considera el ejemplo de #1, se puede quizá vislumbrar hasta qué punto la concepción general del significado de la palabra circunda al lenguaje de un halo que hace imposible la visión clara. –Disipa la niebla estudiar los fenómenos del lenguaje en géneros primitivos de su empleo en los que se puede dominar con la vista claramente la finalidad y el funcionamiento de las palabras.
El niño emplea esas formas primitivas de lenguaje cuando aprende a hablar. El aprendizaje del lenguaje cuando aprende a hablar. El aprendizaje del lenguaje no es aquí una explicación, sino un adiestramiento.

6.      Podríamos imaginarnos que el lenguaje del #2 fuese el lenguaje total de A y B, y hasta el lenguaje total de una tribu. Los niños son educados para realizar estas acciones, para usar con ellas estas palabras y para reaccionar así a las palabras de los demás.
Una parte importante del adiestramiento consistirá en que el instructor señale los objetos, dirija la atención del niño hacia ellos y pronuncie a la vez una palabra; por ejemplo, la palabra “losa” mientras muestra esa forma. (No quiero llamar a esto “explicación ostensiva”, porque el niño aún no puede preguntar por la denominación. Lo llamaré “enseñanza ostensiva de palabras”. –Digo que formará una parte importante del adiestramiento porque así ocurre entre los seres humanos, no porque no pudiera imaginarse de otro modo). Puede decirse que esta enseñanza ostensiva de palabras establece una conexión ostensiva entre la palabra y la cosa. ¿Pero qué quiere decir esto? Pues bien, puede querer decir diversas cosas; pero se piensa muy de inmediato en que al niño le viene a la mente la figura de la cosa cuando oye la palabra. Pero entonces, si sucede esto –¿es ésta la finalidad de la palabra? –Sí, puede ser la finalidad.—Puedo imaginarme tal empleo de las palabras (de series de sonidos). (Pronunciar una palabra es como tocar una tecla en el piano de la imaginación). Pero en el lenguaje de #2 no es la finalidad de las palabras evocar imágenes. (Pudiera ciertamente descubrirse que es provechoso para la verdadera finalidad).
Pero si la enseñanza ostensiva produce esto --¿debo decir que produce la comprensión de la palabra? ¿No entiende la exclamación “¡losa!” el que actúa de acuerdo con ella de tal y cual modo? –La enseñanza ostensiva ayudó indudablemente a producir esto, pero sólo junto con una determinada instrucción. Con una diferente instrucción la misma enseñanza ostensiva habría producido una comprensión enteramente diferente.
“Al conectar la barra con la palanca puse el freno”. –Sí, dado todo el resto del mecanismo. Sólo como parte de éste es ella la palanca de freno, y separada de su soporte no es siquiera una palanca, sino que puede ser cualquier cosa o nada.

7.      En la práctica del uso del lenguaje (2) una parte grita las palabras, la otra actúa con ellas; en la instrucción en el lenguaje se encontrará este proceso: El aprendiz nombra los objetos. Esto es, pronuncia la palabra cuando el instructor señala la piedra. –Y se encontrará aquí un ejercicio aún más simple: el alumno repite las palabras que el maestro le dice –ambos procesos se asemejan al lenguaje.
Podemos imaginarnos también que todo el proceso del uso de palabras en (2) es uno de esos juegos por medio de los cuales aprenden los niños su lengua materna. Llamaré a estos juegos “juegos de lenguaje” y hablaré a veces de un lenguaje primitivo como un juego del lenguaje.
Y los procesos de nombrar las piedras y repetir las palabras dichas podrían llamarse también juegos de lenguaje. Piensa en muchos usos que se hacen de las palabras en juegos de corro.
Llamaré también “juego de lenguaje” al todo formado por el lenguaje y las acciones con las que está entretejido.


(Ludwig Wittgenstein, Investigaciones filosóficas, ed. UNAM – Crítica, Barcelona, 2002, traducción de Alfonso García Suárez y Ulises Moulines, pp. 18 – 25).

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